¿Qué tan confiable eres al guardar un secreto? Para muchos es mejor compartirlo con nadie, pero a veces el secreto envuelve una magia que no solo es tuya y entonces todo cambia. Haces de él una estrategia, un laberinto donde recorrer a hurtadillas el paisaje que te acerca a los más especiales paraísos que solo tú vas descifrando con quien compartiste ese detalle.

Algunos dicen que no hay secretos que duren siempre, a veces en el camino perdemos al portador del secreto y en otras algunos de los dos deciden que ya no es secreto; nadie sabe en que termina un secreto cuando decides que lo sea, las vueltas que dará para dejar de serlo.
Lo más interesante del secreto es la complicidad compartida, esa hoja de viaje que te hizo guiarte a ciegas por un laberinto que solo los privilegiados poseían. Sí en alguna ocasión has logrado poseer secretos sabrás de lo que hablo.